domingo, 18 de abril de 2010

Iglesia de Magdalena , Beni.


El 22 de julio de 1720, el padre jesuíta Gabriel Ruiz fundó a orillas del río Itonamas, el pueblo de Nuestra Señora de la Magdalena, con las tribus Itonamas que moraban en las riberas del río. Durante más de medio siglo, es decir, hasta su expulsión en 1776, la población fue gobernada por los sacerdotes, llegando a tener a fines del siglo XVII mas de 6.000 habitantes. Los jesuítas implantaron un gobierno teocrático y paternal, en el cuál los indígenas sembraban y cosechaban para la comunidad, mientras que los caciques distribuían los víveres según el número del núcleo familiar. Es decir todos contibuían a su crecimiento.
Por decreto supremo se le dió el rango de ciudad, pasando a ser la capital de la provincia Iténez. Comprendía una vasta zona, al sur del río de este nombre, que los brasileños llaman Guaporé y que es límite entre Bolivia y Brasil.
Tuvo una iglesia que albergaba en su interior imponentes altares de madera con multitud de adornos de tipo Churrigueresco, que hizo desaparecer el tempo y un lamentable descuido en su conservación. Asimismo, se levantaba a su lado la vieja torre, edificada por Manuel Fernandez de Córdoba, en 1858, cuyo nombre hace recordar al famoso guerrero español el gran capitán.
En la vieja torre colgaban las sonoras campanas obsequiadas por los rumbosos comercianes brasileros, los hermanos Maciel. Con la construcción de la moderna iglesia, una de las mejores del distrito, aquella torre de adobes y ladrillos tuvo que ser demolida porque también estaba ubicada en plena calle.
Habían 9 manzanas completas, en cada una de ellas se instalaron los diferentes grupos de artesanos, uno de ellos producía tejidos de algodón en telares de madera de tipo vertical, que abastecía el consumo local y el excedente era remitido a Trinidad como artículo comercial, junto con otros productos.
La ciudad fue visitada por Ciro Bayo, autor español del Peregrino en Indias, y el naturalista Húngaro Alemán Tadeo Haenke, que descubrió el lago San Luís, situado a 65 km al sudeste de Magdalena y a orilla izquierda del río San Miguel encontró la singular flor acuática, que maravillado la denomínó Victoria Regia, en homenaje a la reina Victoria de Inglaterra, cuyo gobierno costeó el viaje.
El naturalista francés Alcides D'Orbigny que también visitó Bolivia, la vió en el río Paraná, cerca de la frontera argentino-paraguaya en 1878. Esta flor era conocida por los indígenas guaranies como Yrupe, que quiere decir "Plato de Agua"

1 comentario:

  1. Hola: Me gustaría que me pudieras responder respecto de donde pudiste conseguir esas fotografías o si me pudieras colaborar con alguna otra fotografía.
    Te lo agradeceré con mucho aprecio para mi pueblo de Santa María Magdalena.
    Un abrazo

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